« Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar
soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las
cumbres mas hermosas. Hoy, este hoy de pasión, de vida, de muerte, nos empuja
de un imponente modo a ti, a mí, a varios hacia el pueblo. El pueblo espera a
los poetas con la oreja y el alma tendidas al pie de cada siglo".»
M. Hernández
M. Hernández
Murió de tuberculosis y neumonía durante su encierro en la prisión de Alicante en la primavera de 1942, solo tenía 32 años. En 1939 fue detenido por el ejército falangista y encarcelado desde entonces, pasó los últimos años de su vida en la cárcel; dominado por la ausencia de sus seres queridos, su pueblo, su vida.
«La guerra había terminado así, con un pueblo reducido al silencio y a la ausencia, con un pueblo obligado a enterrar su futuro»
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
de Cancionero y romancero de ausencias
Miguel Hernández perdió de golpe a su mejor amigo y también poeta Ramón Sijé, al cual escribió una de las más intensas y emotivas elegías que he leído y que publicaré en otra entrada. Más tarde perdíó a su primer hijo antes de que pudiera llamarle "papá". Por todo esto y un ambiente miserable de guerra, hambre y pobreza no me extraña que a veces quisiera arrancarse el corazón y ponerlo debajo de un zapato.
Os dejo un videomontaje muy bonito que he encontrado con su poema "Me sobra el corazón" recitado y con música del grupo Dead can dance:
Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.
(para leer el poema completo pincha abajo)